(Etimológicamente significa “rico”. Viene de la lengua alemana.
Cuando se hace el bien a la gente sin mirar a quién, se siente una profunda felicidad en el interior del alma.
Otón debió experimentar el gozo de que le llamasen el “Apóstol de Hungría” porque se debe, en gran parte a él, la conversión de este pueblo al cristianismo.
Junto a ese título, tiene otro no menos expresivo: ”Padre de los monjes” porque durante su vida fundó nada menos que veinte monasterios.
Quizá el mérito que le catapultó a la fama fue el célebre tema de las <
Fue nombrado, siendo sacerdote muy joven, capellán de la duquesa Sofía de Polonia. El emperador Enrique IV lo nombró obispo de Bamberg. a los 42.
El rey apreciaba en él su inteligencia y santidad. Pero no era auténtico el aprecio, porque apenas se presentó la ocasión, lo mandó al exilio por haberle reprochado la venganza de Canossa y por el nombramiento del antipapa Gregorio VII.
Su hijo Enrique V le profesaba una gran amistad. Por eso la mantuvo con él y con los Papas de Roma. La investidura con la espada le correspondía al emperador y la investidura de la cruz al Papa.. No había arreglos entre unos y otros. A los veinte años, se convocó el congreso de Wurzbourg. En él se impuso, por fin, la separación entre al Iglesia y el Estado (1221).
En 1123, Boleslao IV, rey de Polonia, pidió misioneros para que fueran a evangelizar Hungría, recién anexionada a su reino polaco. Otón le dijo que sí. Marchó él mismo con un grupo de voluntarios. En el espacio de cinco años lograron convertir a las ciudades más importantes.
Tenía un gran entusiasmo a pesar de sus 60 años. Murió a los 80. )
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