SANTORAL CATÓLICO DEL DÍA 2 DE ABRIL
San Guillermo Apor (Etimológicamente significa “firme protector”. Viene da lengua alemana. Cuando en los creyentes desaparece la confianza, desiertos de escepticismo y de duda invaden amplias regiones del mundo. Y he aquí que además, en estas zonas de aridez, unos cristianos son desconfiados entre ellos, divididos por antiguos o por recientes conflictos. Si, situado en el corazón de tales situaciones, vives ya reconciliado, te ocurrirá estar como en unas catacumbas donde rezará:” Mi alma tiene sed del Dios vivo, ¿cuándo le verá cara a cara?” El joven cuya biografía abordamos hoy es la de un sacerdote húngaro, muerto en el año 1945. Era por todos llamado el “cura de los pobres”, el mayor timbre de gloria para una persona que se dedica por entero al bien de los demás y a las cosas de Dios. Cuando lo nombraron obispo de Gyor en 1945, cogió como lema de su vida el siguiente:” La Cruz fortifica al débil y vuelve dulce al fuerte”. Vino la Segunda Guerra Mundial. Tiempos difíciles para un obispo y sobre todo en la nación en la que vivía. ¿Qué hizo de especial? En primer lugar, se opuso con todas sus fuerzas morales y espirituales a los racistas. En segundo lugar, se puso de parte de los judíos. En tercer lugar, albergó de forma clandestina a refugiados en el episcopado. Desde luego, sabía a lo que se exponía. Vivía zonas de aridez pero confiaba plenamente en Dios. Veía cara a cara a Dios en los hombres que sufrían. El Vienes Santo de 1945, los solados rusos cogieron un centenar de mujeres para divertirse con ellas. Naturalmente, él se opuso rotundamente a tal acto de humillación para esas chicas. Entonces un oficial le dio un golpe con el revólver en el estómago. Los soldados, espantados, huyeron y Guillermo dio gracias a Dios de que ninguna mujer fuera violada. Murió el lunes de Pascua.)
San Guillermo Apor (Etimológicamente significa “firme protector”. Viene da lengua alemana. Cuando en los creyentes desaparece la confianza, desiertos de escepticismo y de duda invaden amplias regiones del mundo. Y he aquí que además, en estas zonas de aridez, unos cristianos son desconfiados entre ellos, divididos por antiguos o por recientes conflictos. Si, situado en el corazón de tales situaciones, vives ya reconciliado, te ocurrirá estar como en unas catacumbas donde rezará:” Mi alma tiene sed del Dios vivo, ¿cuándo le verá cara a cara?” El joven cuya biografía abordamos hoy es la de un sacerdote húngaro, muerto en el año 1945. Era por todos llamado el “cura de los pobres”, el mayor timbre de gloria para una persona que se dedica por entero al bien de los demás y a las cosas de Dios. Cuando lo nombraron obispo de Gyor en 1945, cogió como lema de su vida el siguiente:” La Cruz fortifica al débil y vuelve dulce al fuerte”. Vino la Segunda Guerra Mundial. Tiempos difíciles para un obispo y sobre todo en la nación en la que vivía. ¿Qué hizo de especial? En primer lugar, se opuso con todas sus fuerzas morales y espirituales a los racistas. En segundo lugar, se puso de parte de los judíos. En tercer lugar, albergó de forma clandestina a refugiados en el episcopado. Desde luego, sabía a lo que se exponía. Vivía zonas de aridez pero confiaba plenamente en Dios. Veía cara a cara a Dios en los hombres que sufrían. El Vienes Santo de 1945, los solados rusos cogieron un centenar de mujeres para divertirse con ellas. Naturalmente, él se opuso rotundamente a tal acto de humillación para esas chicas. Entonces un oficial le dio un golpe con el revólver en el estómago. Los soldados, espantados, huyeron y Guillermo dio gracias a Dios de que ninguna mujer fuera violada. Murió el lunes de Pascua.)