HOY 30 DE JUNIO SE CELEBRA
EL AÑO NUEVO SERI
(Durante el 30 de junio y el primero de julio las autoridades tradicionales de los seris o comcá'ac de Punta Chueca y El Desemboque, las dos únicas comunidades de este pueblo indígena de entre 700 y 900 personas en total, encabezaron la celebración del Año Nuevo tradicional, que llega con la primera luna nueva del verano. "La fiesta del Año Nuevo seri ha sido consolidada como un espacio escénico donde los símbolos de orgullo y desafío de esta cultura hacia Occidente se han desplegado con mayor intensidad", dice el etnólogo Rodrigo Rentería, y agrega: "Esas dos noches la nación comcá'ac celebra su persistencia y desafía lo venidero." Presenciar la fiesta del Año Nuevo seri ha sido como abrir una ventana para otear el complejo entramado cultural, económico, político y social de los comcá'ac, palabra que quiere decir "la gente". Según una de varias versiones, "seri" es un vocablo yaqui que designa a la "gente de la arena". La fiesta se pudo apreciar gracias a la invitación del cuarteto de rock seri Hamac Caziim (Fuego Nuevo), el cual dio dos conciertos en la ciudad de México hace más de un mes (La Jornada, 21 de mayo de 2005), y de un grupo de trabajo de la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas que viajó allá, encabezado por la etmusicóloga Aurora Oliva y el promotor triqui y director del Museo Nacional de Culturas Populares, Marcos Sandoval.)
Las festividades del Año Nuevo seri se habían dejado de practicar por tres décadas y se recuperaron en 1985 gracias al trabajo de ancianos y promotores culturales de la tribu, en coordinación con la Unidad Regional Sonora de Culturas Populares e Indígenas, reasignándose los días 30 de junio y primero de julio, aunque la fecha tradicional la marca la primera luna nueva del verano.
Es la única celebración calendarizada, pues las demás, como la fiesta de la pubertad por la primera menstruación de las mujeres, la llegada de la tortuga de los siete filos o ciertos rituales practicados en la cueva de un cerro, se suceden según variables de la naturaleza y de necesidades de meditación.
Otra fiesta importante sin fecha fija es la que se celebra cuando una mujer concluye la elaboración de una corita o canasta grande (hat hanoc cacoj), tejida con la fibra del arbusto conocido como torote. Es el saaptim, "tejer mientras duerme el niño", pues la canasta se crea en silencio y de manera casi secreta con dos grandes agujas de hueso de pata de venado. Si en algún momento surge algún rechinido, el tejido debe suspenderse de inmediato, juntar dinero por algún tiempo y organizar una celebración de cuatro días para poder continuar.
La fiesta mayor sucede al concluir la canasta, con la participación de padrinos. La calidad y tiempo de elaboración de las coritas es tal que una de regular tamaño llega a costar hasta 50 mil pesos, precio que casi sólo pagan coleccionistas extranjeros. De cualquier modo, ninguna festividad seri tiene elementos de las religiones cristianas, pues los comcá'ac nunca pudieron ser evangelizados por los católicos. Por otra parte, y como recuerda el etnólogo Rodrigo Rentería, su mundo simbólico y ritual es un universo casi inexplorado.
En la playa, a unos 30 metros del mar, pasada la media noche del viernes y en medio de las risas sin fin de los niños y adultos de El Desemboque, la guardia tradicional seri dispara sus armas al aire en señal de júbilo. Todos se abrazan, se despiden y penetran la oscuridad rumbo a sus casas.
Han concluido las celebraciones comunitarias del año nuevo de los seri o comcá'ac, que se realizaron el jueves 30 de junio y el viernes 1º de julio. De manera tradicional, el año nuevo de esta nación indígena comienza con la llegada de la primera luna nueva del verano (icoozlajc izaaj).
La fiesta se llevó a cabo en las dos únicas comunidades de los comcá'ac: Punta Chueca o Socáaix y El Desemboque o Haxöl Iihom, sedes de su territorio actual, que va de sur a norte, entre el desierto y el mar, frente a la enorme isla del Tiburón, también parte de sus dominios, en las costas de Sonora, en pleno Golfo de California o Mar de Cortés. Por la noche del viernes ya había regresado a El Desemboque el gobernador de todos los seris, Efraín Perales, quien reside aquí pero como el jueves presidió las fiestas locales, al día siguiente viajó a Punta Chueca para estar algunas horas en la festividad de allá.
Ambas son celebraciones sin agenda aparente en las que las cosas suceden sin prisa, en una atmósfera comunitaria de alegría y laxitud, como si el fin principal fuera, simplemente, estar en el mundo.
EL AÑO NUEVO SERI
(Durante el 30 de junio y el primero de julio las autoridades tradicionales de los seris o comcá'ac de Punta Chueca y El Desemboque, las dos únicas comunidades de este pueblo indígena de entre 700 y 900 personas en total, encabezaron la celebración del Año Nuevo tradicional, que llega con la primera luna nueva del verano. "La fiesta del Año Nuevo seri ha sido consolidada como un espacio escénico donde los símbolos de orgullo y desafío de esta cultura hacia Occidente se han desplegado con mayor intensidad", dice el etnólogo Rodrigo Rentería, y agrega: "Esas dos noches la nación comcá'ac celebra su persistencia y desafía lo venidero." Presenciar la fiesta del Año Nuevo seri ha sido como abrir una ventana para otear el complejo entramado cultural, económico, político y social de los comcá'ac, palabra que quiere decir "la gente". Según una de varias versiones, "seri" es un vocablo yaqui que designa a la "gente de la arena". La fiesta se pudo apreciar gracias a la invitación del cuarteto de rock seri Hamac Caziim (Fuego Nuevo), el cual dio dos conciertos en la ciudad de México hace más de un mes (La Jornada, 21 de mayo de 2005), y de un grupo de trabajo de la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas que viajó allá, encabezado por la etmusicóloga Aurora Oliva y el promotor triqui y director del Museo Nacional de Culturas Populares, Marcos Sandoval.)
Otra fiesta importante sin fecha fija es la que se celebra cuando una mujer concluye la elaboración de una corita o canasta grande (hat hanoc cacoj), tejida con la fibra del arbusto conocido como torote. Es el saaptim, "tejer mientras duerme el niño", pues la canasta se crea en silencio y de manera casi secreta con dos grandes agujas de hueso de pata de venado. Si en algún momento surge algún rechinido, el tejido debe suspenderse de inmediato, juntar dinero por algún tiempo y organizar una celebración de cuatro días para poder continuar.
La fiesta mayor sucede al concluir la canasta, con la participación de padrinos. La calidad y tiempo de elaboración de las coritas es tal que una de regular tamaño llega a costar hasta 50 mil pesos, precio que casi sólo pagan coleccionistas extranjeros. De cualquier modo, ninguna festividad seri tiene elementos de las religiones cristianas, pues los comcá'ac nunca pudieron ser evangelizados por los católicos. Por otra parte, y como recuerda el etnólogo Rodrigo Rentería, su mundo simbólico y ritual es un universo casi inexplorado.
La fiesta se llevó a cabo en las dos únicas comunidades de los comcá'ac: Punta Chueca o Socáaix y El Desemboque o Haxöl Iihom, sedes de su territorio actual, que va de sur a norte, entre el desierto y el mar, frente a la enorme isla del Tiburón, también parte de sus dominios, en las costas de Sonora, en pleno Golfo de California o Mar de Cortés. Por la noche del viernes ya había regresado a El Desemboque el gobernador de todos los seris, Efraín Perales, quien reside aquí pero como el jueves presidió las fiestas locales, al día siguiente viajó a Punta Chueca para estar algunas horas en la festividad de allá.
Ambas son celebraciones sin agenda aparente en las que las cosas suceden sin prisa, en una atmósfera comunitaria de alegría y laxitud, como si el fin principal fuera, simplemente, estar en el mundo.