UN DÍA COMO HOY 3 DE JUNIO MURIÓ
1987: Andrés Segovia, guitarrista español.
(Andrés Segovia Torres, (Linares, Jaén, 21 de febrero de 1893 - Madrid, 3 de junio de 1987) fue un guitarrista clásico español, considerado como el padre del movimiento moderno de la guitarra clásica. Muchos estudiosos creen que, sin los esfuerzos de Segovia, la guitarra seguiría estando considerada como un instrumento de campesinos, válida para los bares pero no para las salas de concierto.)
Conoció la guitarra desde niño,en la ciudad de Linares, donde nació. Más tarde, criado en Granada en casa de unos tíos acomodados, aprendió la técnica del instrumento con un tocador de flamenco convertido en barbero. Ya en su adolescencia, cuando quiso encontrar un mejor maestro no lo logró, por lo que durante sus estudios de música en el Instituto de Música de Granada tuvo que continuar su aprendizaje de este instrumento de forma autodidacta. Realizó su primera aparición pública en Granada a los catorce años y, con pocos más, ofreció en Madrid su primer concierto, en el que interpretó transcripciones para guitarra de Francisco Tárrega y algunas piezas de Johann Sebastian Bach que él mismo había transcrito.
Para dicho concierto de 1913 en Madrid, que consideraba su verdadero debut, entendía que necesitaba una mejor guitarra. Sabiendo que los concertistas de piano en ocasiones alquilan el instrumento, acudió al establecimiento del constructor de guitarras Manuel Ramírez con la intención de proponerle al dueño que le rentara un instrumento por esa noche. Después de probarlo y ensayar durante media hora la música que había preparado para el recital, el asombrado Ramírez le rogó que aceptara la guitarra elegida como un regalo.
Segovia continuó con sus estudios de guitarra durante toda su vida, aún a pesar de aquellos que trataron de disuadirlo por no confiar en el futuro de dicho instrumento para la música clásica, incluyendo a su propia familia. Fueron muchos los músicos que creyeron que la guitarra de Segovia no sería aceptada por la comunidad clásica ya que, según sus creencias, la guitarra no se podía considerar como un instrumento capaz de interpretar a los clásicos. Sin embargo, la técnica de Andrés Segovia asombró al público. A partir de entonces, la guitarra dejó de considerarse solamente un instrumento popular y se aceptó también como instrumento de concierto.
A la vez que progresaba en su carrera y tocaba para audiencias cada vez mayores, descubrió que las guitarras existentes no producían el volumen suficiente como para tocar en grandes salas de conciertos. Esto le animó a buscar entre los avances tecnológicos para intentar mejorar la amplificación natural de la guitarra. Trabajando conjuntamente con los fabricantes, ayudó a diseñar lo que conocemos hoy en día como guitarra clásica, realizada con una madera de más calidad y con cuerda de nailon. La forma de la guitarra se modificó también para mejorar la acústica.
Esta nueva guitarra era capaz de producir notas más bajas que las que hasta entonces se utilizaban en España y en otras partes del mundo. Realizó aportes a la técnica del instrumento, como mantener el pulgar de la mano izquierda bajo el mástil en lugar de doblarlo alrededor del mismo, ya que con ello se lograba extender el alcance de los otros cuatro dedos y se podía pisar cualquier cuerda sin sordear las inferiores a ella. Otro aporte significativo fue colocar la mano derecha en posición vertical a las cuerdas, con lo que se incrementa la fuerza al tocarlas y como resultado se incrementa el volumen de la guitarra que es un instrumento un poco limitado en este aspecto.
Tras realizar una gira por América en 1928, autores como el brasileño Heitor Villa-Lobos empezaron a componer piezas especialmente para él; asimismo, el compositor mexicano Manuel M. Ponce realizó una copiosa producción de obras para la guitarra sola y orquesta dedicadas a éste insigne guitarrista. Segovia transcribió también múltiples piezas clásicas y resucitó algunas de las transcripciones de Tárrega. Desatada la cruenta Guerra Civil Española, Segovia decide abandonar junto a su familia el territorio convulsionado y radicarse en Montevideo (República Oriental del Uruguay), entre 1937 y 1946.
Allí, conoce a un joven Abel Carlevaro y lo adopta como su discípulo. Guitarra de Andrés Segovia, obra del fabricante de guitarras de Múnich Hermann Hauser (1882 - 1952), donada por Emilita Segovia, Marquesa de Salobreña, al Museo Metropolitano de Arte. Entre los discípulos de Segovia se encuentra guitarristas como John Williams, Alirio Díaz, Ben Bolt o Christopher Parkening. En reconocimiento a su contribución a la música y las artes, Segovia fue ennoblecido el 24 de junio de 1981 por el monarca español Rey Juan Carlos I, quien le nombró como primer Marqués de Salobreña y obtuvo el Premio Nacional de Música de España.
En 1982 fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz. Andrés Segovia murió en Madrid a causa de un ataque al corazón a la edad de 94 años.
1987: Andrés Segovia, guitarrista español.
(Andrés Segovia Torres, (Linares, Jaén, 21 de febrero de 1893 - Madrid, 3 de junio de 1987) fue un guitarrista clásico español, considerado como el padre del movimiento moderno de la guitarra clásica. Muchos estudiosos creen que, sin los esfuerzos de Segovia, la guitarra seguiría estando considerada como un instrumento de campesinos, válida para los bares pero no para las salas de concierto.)
Conoció la guitarra desde niño,en la ciudad de Linares, donde nació. Más tarde, criado en Granada en casa de unos tíos acomodados, aprendió la técnica del instrumento con un tocador de flamenco convertido en barbero. Ya en su adolescencia, cuando quiso encontrar un mejor maestro no lo logró, por lo que durante sus estudios de música en el Instituto de Música de Granada tuvo que continuar su aprendizaje de este instrumento de forma autodidacta. Realizó su primera aparición pública en Granada a los catorce años y, con pocos más, ofreció en Madrid su primer concierto, en el que interpretó transcripciones para guitarra de Francisco Tárrega y algunas piezas de Johann Sebastian Bach que él mismo había transcrito.
Para dicho concierto de 1913 en Madrid, que consideraba su verdadero debut, entendía que necesitaba una mejor guitarra. Sabiendo que los concertistas de piano en ocasiones alquilan el instrumento, acudió al establecimiento del constructor de guitarras Manuel Ramírez con la intención de proponerle al dueño que le rentara un instrumento por esa noche. Después de probarlo y ensayar durante media hora la música que había preparado para el recital, el asombrado Ramírez le rogó que aceptara la guitarra elegida como un regalo.
Segovia continuó con sus estudios de guitarra durante toda su vida, aún a pesar de aquellos que trataron de disuadirlo por no confiar en el futuro de dicho instrumento para la música clásica, incluyendo a su propia familia. Fueron muchos los músicos que creyeron que la guitarra de Segovia no sería aceptada por la comunidad clásica ya que, según sus creencias, la guitarra no se podía considerar como un instrumento capaz de interpretar a los clásicos. Sin embargo, la técnica de Andrés Segovia asombró al público. A partir de entonces, la guitarra dejó de considerarse solamente un instrumento popular y se aceptó también como instrumento de concierto.
A la vez que progresaba en su carrera y tocaba para audiencias cada vez mayores, descubrió que las guitarras existentes no producían el volumen suficiente como para tocar en grandes salas de conciertos. Esto le animó a buscar entre los avances tecnológicos para intentar mejorar la amplificación natural de la guitarra. Trabajando conjuntamente con los fabricantes, ayudó a diseñar lo que conocemos hoy en día como guitarra clásica, realizada con una madera de más calidad y con cuerda de nailon. La forma de la guitarra se modificó también para mejorar la acústica.
Esta nueva guitarra era capaz de producir notas más bajas que las que hasta entonces se utilizaban en España y en otras partes del mundo. Realizó aportes a la técnica del instrumento, como mantener el pulgar de la mano izquierda bajo el mástil en lugar de doblarlo alrededor del mismo, ya que con ello se lograba extender el alcance de los otros cuatro dedos y se podía pisar cualquier cuerda sin sordear las inferiores a ella. Otro aporte significativo fue colocar la mano derecha en posición vertical a las cuerdas, con lo que se incrementa la fuerza al tocarlas y como resultado se incrementa el volumen de la guitarra que es un instrumento un poco limitado en este aspecto.
Tras realizar una gira por América en 1928, autores como el brasileño Heitor Villa-Lobos empezaron a componer piezas especialmente para él; asimismo, el compositor mexicano Manuel M. Ponce realizó una copiosa producción de obras para la guitarra sola y orquesta dedicadas a éste insigne guitarrista. Segovia transcribió también múltiples piezas clásicas y resucitó algunas de las transcripciones de Tárrega. Desatada la cruenta Guerra Civil Española, Segovia decide abandonar junto a su familia el territorio convulsionado y radicarse en Montevideo (República Oriental del Uruguay), entre 1937 y 1946.
Allí, conoce a un joven Abel Carlevaro y lo adopta como su discípulo. Guitarra de Andrés Segovia, obra del fabricante de guitarras de Múnich Hermann Hauser (1882 - 1952), donada por Emilita Segovia, Marquesa de Salobreña, al Museo Metropolitano de Arte. Entre los discípulos de Segovia se encuentra guitarristas como John Williams, Alirio Díaz, Ben Bolt o Christopher Parkening. En reconocimiento a su contribución a la música y las artes, Segovia fue ennoblecido el 24 de junio de 1981 por el monarca español Rey Juan Carlos I, quien le nombró como primer Marqués de Salobreña y obtuvo el Premio Nacional de Música de España.
En 1982 fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz. Andrés Segovia murió en Madrid a causa de un ataque al corazón a la edad de 94 años.