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sábado, 23 de marzo de 2013

1994: MURIÓ Luis Donaldo Colosio, político mexicano (n. 1950).

UN DÍA COMO HOY 23 DE MARZO MURIÓ


   


 1994: Luis Donaldo Colosio, político mexicano (n. 1950).




 (Luis Donaldo Colosio Murrieta (Magdalena de Kino, Sonora; 10 de febrero de 1950 -Tijuana, Baja California; 23 de marzo de 1994) fue un político y economista mexicanomiembro del Partido Revolucionario Institucional, se desempeñó como diputado, senador, presidente de su partido político y primer secretario de Desarrollo Social de México. Fue candidato a la presidencia de México hasta ser asesinado el 23 de marzo de 1994, poco antes de la fecha de la elección.)





Hijo de Luis Colosio Fernández y Armida Ofelia Murrieta García, quienes se establecieron en el actual estado de Sonora. Inició en 1967 sus estudios profesionales en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, obteniendo el título de licenciado en economía en 1972. Así mismo cursó estudios de maestría en desarrollo rural y economía urbana, entre 1975 y 1976 en la Universidad de Pensilvania y, en 1979, realizó una estancia de investigación en IIASA, en Laxenburg, Austria. En 1980, se desempeñó como profesor de economía en el Colegio de México, la UNAM y la Universidad Anáhuac, en esta última institución conoció a Diana Laura Riojas, con quien se casó en 1982. Del matrimonio nacieron dos hijos, Luis Donaldo (1985) y Mariana (1993). Diana Laura falleció de cáncer de páncreas el 18 de noviembre de 1994. Ingresó al Partido Revolucionario Institucional en 1968, siendo elegido diputado en 1985 y posteriormente senador en 1988. Fue presidente nacional del PRI de 1988 a 1992. Durante su gestión, el PRI reconoció por primera vez una derrota en una elección de gobernador, en este caso la del estado de Baja California en 1989. 


 Llamado a su gabinete el 13 de abril de 1992 por el presidente Carlos Salinas de Gortari, se convirtió en secretario de Desarrollo Social, en sustitución del candidato a gobernador de Veracruz, Patricio Chirinos Calero. Colosio participó activamente en la sucesión presidencial de Salinas, junto con dos fuertes aspirantes; Pedro Aspe Armella, secretario de Hacienda, y Manuel Camacho Solís, jefe del Departamento del Distrito Federal, quien rompió las normas no escritas de la sucesión presidencial en México al negarse a expresar públicamente su apoyo a Colosio, quien fue postulado candidato a la Presidencia de la República el 28 de noviembre de 1993. El discurso pronunciado por Colosio frente al Monumento a la Revolución Mexicana, en la Ciudad de México, el 6 de marzo de 1994, en el aniversario del PRI, se considera como el rompimiento con el entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari y una revaluación de la política neoliberal. El mensaje de Colosio habla de un México agraviado y en crisis, con profundas diferencias sociales, pero con la esperanza de transformaciones. Aunque Salinas de Gortari estuvo de acuerdo con el contenido del discurso, el periódico El Norte de Monterrey registraba las presiones hechas por el oficial mayor de la presidencia José María Córdoba Montoya, para que renunciara. 


Córdoba Montoya desmintió la versión y después del asesinato de Colosio, asumió un cargo en el Banco Interamericano de Desarrollo, con sede en Washington, D.C., aparentemente con la anuencia de Ernesto Zedillo. Córdoba Montoya tampoco sería juzgado o siquiera investigado, durante el sexenio de Zedillo, por sus supuestas ligas al narcotráfico en las conversaciones telefónicas filtradas a la prensa con Marcela Bodenstedt (con la que Córdoba tendría un romance), una ex policía con nexos con el cártel del Golfo de García Abrego. "Veo un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso; de comunidades indígenas que tienen la gran fortaleza de su cohesión, de su cultura y que están dispuestos a creer, a participar, a construir nuevos horizontes. "Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales. "Como partido de la estabilidad y la justicia social, nos avergüenza advertir que no fuimos sensibles a los grandes reclamos de nuestras comunidades; que no estuvimos al lado de ellas en sus aspiraciones; que no estuvimos a la altura del compromiso que ellas esperaban de nosotros. 


Tenemos que asumir esta autocrítica y tenemos que romper con las prácticas que nos hicieron una organización rígida. Tenemos que superar las actitudes que debilitan nuestra capacidad de innovación y de cambio. [...] Empecemos por afirmar nuestra identidad, nuestro orgullo militante y afirmemos nuestra independencia del gobierno." Colosio fue asesinado el 23 de marzo de 1994. Luego de un inicio de campaña afectado por los efectos del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas, el 1 de enero de 1994, Luis Donaldo Colosio Murrieta llegó el 23 de marzo de ese mismo año, alrededor de las 16:05, al aeropuerto 'Abelardo L. Rodríguez' de la ciudad de Tijuana, Baja California. El primer lugar a visitar sería la colonia popular Lomas Taurinas, uno de los muchos asentamientos irregulares en la ciudad de Tijuana. En una explanada en pendiente, sobre la calle La Punta, se colocó un templete improvisado, montado sobre una camioneta. Alrededor de 4 mil personas se reunieron para ver al candidato en el denominado 'Acto de Unidad'; participaron cuatro oradores locales antes de que Luis Donaldo Colosio cerrara el evento con su discurso.


 Cerca de las 17.00 (Tiempo del Pacífico), Colosio bajó del templete rodeado por una reducida escolta personal. Su intención era atravesar la gran explanada entre la multitud y dirigirse al puente de salida en donde le esperaba el vehículo que lo conduciría al Club Campestre de Tijuana donde continuarían sus actividades. Tras caminar unos 10 metros, un revolver puesto en la cabeza le da un disparo en el cráneo y un segundo disparo le es dado en el abdomen. Colosio se desvaneció de forma inmediata para ser trasladado (aún con vida) al Hospital General de Tijuana, en donde fue declarado oficialmente muerto a las 20.00. El presunto autor de los disparos, identificado como Mario Aburto Martínez, de 22 años de edad, originario de Michoacán y radicado hacía ocho años en Tijuana, fue detenido inmediatamente por quienes rodeaban al candidato en el momento del atentado y fue puesto a disposición de las autoridades. Mario Aburto sería "interrogado" por Manlio Fabio Beltrones en la noche del asesinato. El Aburto presentado a la prensa en los días posteriores lucía un corte de pelo militar, no tenía los hematomas sufridos el día del asesinato en la cara y aparentaba estar más obeso.



 Lo que desencadenó una serie de rumores sobre la autenticidad y posible reposición del verdadero asesino. Distintas versiones señalan la existencia de una conspiración de Estado, sin embargo, la versión oficial señala únicamente la participación de Mario Aburto en el homicidio. Con sólo cuatro meses antes de la elección, el PRI se encontró en apuros al no poder cumplir con el requisito constitucional de que ningún candidato presidencial puede ejercer un puesto público durante los seis meses anteriores al día de la elección; esto inmediatamente descalificó a todo el gabinete, donde estaban la mayor parte de los posibles sustitutos. Entre los pocos candidatos potenciales disponibles, Carlos Salinas, a quién muchos señalan como el instigador del asesinato «El asesinato de Luis Colosio apunta al Estado mayor presidencial de Carlos Salinas»., eventualmente escogió a Ernesto Zedillo Ponce de León, quien había renunciado como Secretario de Educación Pública para servir como organizador en la campaña de Colosio. Este golpe de suerte para Zedillo, quien nunca hubiera sido candidato en circunstancias normales, levantó aún más rumores.


 Seis meses después, el 28 de septiembre de 1994, el cuñado de Salinas de Gortari, José Francisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI, también fue asesinado a plena luz del día en la Ciudad de México, eliminando así a dos de las más visibles y poderosas cabezas del PRI en México, Colosio y Ruiz Massieu. Eventualmente, Ernesto Zedillo fue elegido presidente, convirtiéndose en el último presidente del PRI en México dando fin así al más largo período dominado por un solo partido. Meses después del asesinato de Colosio, su esposa, Diana Laura Riojas, murió de cáncer de páncreas el 18 de noviembre de 1994 ese mismo año ocasionando rumores de un posible envenenamiento, cosa que jamás se comprobó. Luego se reveló que las primeras palabras de la viuda de Colosio después del asesinato fueron: "¿Quién fue?". Sin embargo, dos hijos, ahora al cuidado de sus abuelos (padres de Diana Laura Riojas), sobrevivieron. El padre de Colosio, Luis Colosio Fernández, continuó hasta su muerte (Hermosillo, Sonora, 6 de febrero de 2010) determinado en desvelar lo que él sospechaba son las verdades ocultas detrás del asesinato de su hijo. En 2004 publicó un libro acerca del caso.