TRAFICO

domingo, 2 de diciembre de 2012

1915. El tristemente recordado Francisco Villa, asesina a cerca de cien personas en San Pedro de la Cueva

                       EFEMÉRIDES SONORENSES


   


                 UN DÍA COMO HOY 2 DE DICIEMBRE






1915. El tristemente recordado Francisco Villa, asesina a cerca de cien personas en San Pedro de la Cueva, dejando, a partir de esa fecha, el titulo de caudillo revolucionario para convertirse en un bandido, asesino y salteador de pueblos, como fue su origen en Durango.







En una misión del desierto de Sonora, el cartujo escucha historias oscuras de Pancho Villa. Todos recuerdan su paso por San Pedro de la Cueva, el dos de diciembre de 1915. En grupos de seis, mandó fusilar a 72 hombres a un costado de la iglesia de San Pedro Apóstol. “El pueblo quedó desolado”, dice Enrique Duarte, testigo de esos hechos. Él era un niño y su padre fue uno de los sentenciados a muerte por el general enfurecido. Algunos pobladores confundieron una partida villista con bandoleros y le dispararon, matando a seis dorados, entre ellos un sobrino del Centauro, quien, al enterarse de lo sucedido, se apresuró sobre el pueblo para destruirlo. “Las heridas tardaron mucho tiempo en cerrar”, comenta don Enrique a la cronista municipal de San Pedro de la Cueva, Alma Virginia Gutiérrez. “Pero ni los años ni el paso de las generaciones nos han hecho olvidar este trágico episodio”. Al retirarse, Villa ordenó quemar el pueblo; sin embargo, sus oficiales, conmovidos, no lo obedecieron, e incendiaron sólo las zacateras, cuya humareda calmó la furia del general…






Frente a la iglesia de San Pedro Apóstol existe un monumento dedicado a las víctimas del infame suceso, donde cada dos de diciembre se depositan ofrendas florales y se guarda un minuto de silencio “por toda esa gente inocente que murió y padeció a manos de Pancho Villa, quien para muchos será un héroe, pero para la gente de San Pedro de la Cueva fue un hombre despiadado, incapaz de sentir respeto por la vida de la gente inocente”, comenta Enrique Duarte. Huérfanos, viudas, mujeres violadas, pobreza, ese fue el saldo de la incursión villista en esa población por la cual, varios días después, el general lloró arrepentido… Para algunos historiadores no fue una confusión sino un ataque premeditado el origen de la tragedia. Derrotado por Calles en Agua Prieta, Villa quiso tomar Hermosillo, y podía haberlo hecho con relativa facilidad pero se arrepintió; se dirigía a Chihuahua cuando sus hombres fueron atacados por intrigas del cura de San Pedro de la Cueva, por eso le descerrajó (como diría Héctor de Mauleón) un balazo en la cabeza…







En su paso por Sonora, Villa perdió todo y al regresar a Chihuahua vio desaparecer a la orgullosa División del Norte… Era un bárbaro y al mismo tiempo un hombre de avanzada en la cuestión social —como Zapata—, un convencido de la necesidad de educar al pueblo y un crítico mordaz de la clerecía católica (“Los curas —decía— viven como piojos: a costa de otros”), así como un glotón y un sentimental capaz de conmoverse y llorar a la menor oportunidad, a veces incluso por sus propios crímenes…



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